CON LOS OJOS ABIERTOS

"El límite de mi mirada es el límite de mi mundo". Críticas, crónicas de festivales, programación de cineclubes y apuntes sobre cine.

lunes, julio 17, 2006

Estrenos del 13/07/06

**** Obra maestra *** Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible · Sin valor

por Roger A. Koza.

Vergüenza ajena

Bañeros 3 todopoderosos, Argentina, 2006.
Dirigida por Rodolfo Ledo. Escrita por Salvador Valverde Calvo y Freire.

· Sin valor


Este espanto abyecto del director de Papá se volvió loco es peor que su precedente e ideológicamente más peligroso, un síntoma de algo vendido como bien argentino que encierra un misterio sociológico insondable, aunque necesario de ser pensado y analizado. Una película en la que se destacan interpretativamente los perros y una actriz ridiculizada como ballena.


Puede haber apologistas de este tipo de películas, espectadores dispuestos a aceptar lo inaceptable. Quizás un argumento en defensa de Bañeros 3 Todopoderosos es esgrimir su supuesta convicción de apostar a un cine popular, acaso para todo público. Sí, los niños aquí pueden aprender a reírse de los gordos, de los chinos, de los travestís, hasta comprender que la auténtica belleza es la interior y que si desean hacer el bien los verdaderos poderes están alojados en ese impreciso espacio llamado alma. Pero la tercera parte de esta saga impresentable dista de ser inocente y popular.

La trama es mínima: los nuevos bañeros, unidos a los viejos personajes de la saga, interpretados por Disi y Renni, tienen que detener el plan siniestro de una mafia china con ramificaciones en nuestro país, cuyo objetivo es reproducir e inocular genéticamente la obediencia de los perros en los seres humanos. Es una batalla contra la sumisión colectiva. Tal eje narrativo está hilvanado por un conjunto de gags sin timing, más parecidos a un puñado de sketches preadolescentes desprovisto de creatividad y comicidad alguna.

¿Dominar la voluntad humana? ¿Humor de vacaciones? La ideología está expuesta. He aquí una película que celebra la misoginia y la xenofobia bajo la excusa del humor picaresco aunque orientados a todas las edades. Probablemente, el desfile de pechos remita a la infancia, mientras que la hilera de nalgas que pueblan varios fotogramas esté al servicio de los papis que acompañan a sus hijos. Pero sin duda la familia habrá de entender que la mujer es un objeto y su cuerpo una mercadería de exhibición. Los remates chistosos de Yayo, quien tiene aquí un par de cameos, condensan el desprecio de la película por el universo femenino como su contenida aunque verificable homofobia. Y si el deber de estos héroes todopoderosos es impedir que el poder mafioso manipule la voluntad de la población, la obligación del público habrá de ser observar cómo, la publicidad en su repetición infinita, doblega la voluntad crítica y receptiva; sólo un espectador dócil puede ofrendarle pleitesía a este producto que no respeta ni su inteligencia, ni su deseo legítimo de reír ante una buena comedia.

Televisiva y narrativamente incoherente, Bañeros 3 Todopoderosos permite revisar las categorías de lo popular y lo masivo, y dar cuenta que la yuxtaposición de dichos términos es un error conceptual. Cine popular hacían Chaplin, Keaton y Tati. Cine popular hacen también Trapero, Szifron y Favio. Lo popular como categoría que representa la vida anímica de quienes viven trabajando y que van al cine de vez en cuando a entretenerse, emocionarse y quizás aprender. Promesas traicionadas por este producto pensado para el consumo de masas en donde se venden oblicuamente ropa deportiva, electrodomésticos, revista de actualidad, hasta posibles viajes en cruceros. Será por eso que, en su obsceno delirio narrativo, la película concluya aludiendo a Náufrago, de Zemeckis, aquella en la que Tom Hanks quedaba varado en una isla desierta. Aquel filme sigue siendo uno de los casos más desvergonzado de publicidad en el cine. Se trata de vender, solamente.


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Roger Alan Koza / Con los ojos abiertos
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* Esta crítica fue publicada con algunos cambios menores por el diario La Voz del Interior de la ciudad de Córdoba en su edición del 14 de julio de 2007.