CON LOS OJOS ABIERTOS

"El límite de mi mirada es el límite de mi mundo". Críticas, crónicas de festivales, programación de cineclubes y apuntes sobre cine.

miércoles, junio 28, 2006

CINECLUB EN VILLA GIARDINO-JULIO 2006

Todos los domingos a las 20.00hs
En el cine teatro de Villa Giardino


Domingo 2 de julio a las 20.00hs:
Ya en el paraíso, de Hany Abu Assad, Palestina, 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje 79 primaveras, de Santiago Alvarez, Cuba, 1969.
En el pasado festival internacional de cine de Hamburgo escuché declarar a Assad que la película que más le había emocionado como director era Rosetta, de los hermanos Dardenne. Inmediatamente me propuse ver su película sobre dos jóvenes palestinos que deciden inmolarse para luchar por la libertad de su pueblo oprimido. El resultado fue más que satisfactorio, pues el film de Assad no sólo es un efectivo thriller político, menos sangriento que Munich aunque tan humanista como el film de Spielberg, sino que además es un retrato y una genealogía de la intimidad del “terrorista” palestino, cuyo desesperado fanatismo se predica de una vida humillada e injusta, desprovista de todo rasgo de dignidad humana. Como Munich, Ya en el paraíso no se llevó ningún Oscar, lo que habla a favor suyo. El último plano del film es el rostro del Otro, ese Otro que el filósofo judío Levinas ha acuñado para sobrepasar el odio irracional. (Roger Koza)
Domingo 9 de julio a las 20.00hs:
Yo y vos y toda la gente que conocemos, de Miranda July, EE.UU., 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 16 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El pequeño caos, de Rainer Werner Fassbinder, Alemania, 1966.
Recientemente exhibida en el BAFICI, la opera prima de Miranda July, que además escribió el guión e interpretó a uno de los personajes del film, es una auténtica comedia de cine independiente estadounidense con todos los temas tan caros y propios del género (familias disfuncionales, la incomunicación social, el sexo como último refugio del sinsentido, la mediocridad de la vida suburbana) aunque desprovista del cinismo y posmodernismo chato del indie. July está en las antípodas del cine de Solondz, por ejemplo. En efecto, Yo y vos y toda la gente que conocemos, destila ternura por todos sus personajes, sin dejar de postular una defensa irrestricta por el derecho a la excentricidad. Lo que une a un padre recién separado y sus dos hijos, una videoartista que trabaja como chofer de ancianos, unas adolescentes vírgenes, una solterona directora de un museo, es, precisamente, una visión utópica y transgeneracional sobre la libertad, bien correspondida por la estética del film, despojada y desmarcada de todos los convencionalismos característicos del cine hollywoodense. (RK)

Domingo 16 de julio a las 20.00hs: Moloch, de Alexander Sokurov, Rusia, 2003.
94 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Noche de elecciones, de Anders Thomas Jensen, Dinamarca, 1998.
La película más progresista de Sokurov resulta ser también la menos abstracta, aunque su admirable propensión en convertir el cine en pintura en movimiento sigue presente. Después de los acordes de Parsifal de Wagner, contemplar a Eva Braun desnuda bailando por los recovecos de un castillo de fin de semana, bien sugiere la estética de Leni Riefensthal, la cineasta del führer. Puede parecer paradisíaco, aunque quienes descansan en la mansión son los ciudadanos ejemplares de la ignominia y la más alta estirpe de la crueldad. Es 1942. Hitler, Adi, le llama Eva, Goebbels y su mujer, y otros miembros del partido nazi, son los personajes patéticos de este primer episodio de una trilogía destinada a retratar dictadores del siglo XX. El Hitler de su Sokurov es, esencialmente, banal y delirante, a tal punto que en sus meditaciones caprichosas roza con la caricatura chaplinesca, aunque aquí la locura del dictador vegetariano alcanza una dimensión física. Moloch está construida como si su estética fuera en sí la representación material del psiquismo caótico y distorsionado de Hitler, sin por ello renunciar también a componer escenas que bien compiten con un cuadro de Rembrandt o Friedrich. (RK)

Domingo 23 de julio a las 20.00hs:
Tocando el vacío, de Kevin Macdonald, Reino Unido, 2003.
106 minutos / Apta para todo público.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Por primera vez, de Octavio Cortázar, Cuba, 1967.
En 1985 dos escaladores ingleses, Joe Simpson y Simon Yates, escalaron el Siula Grande, inmensa montaña ubicada en los andes peruanos. Fueron los primeros, y quizás los últimos. Acaso un tour de force, Kevin Macdonald reconstruye el exitoso ascenso y el infernal descenso, en esta historia fascinante de supervivencia que excede el interés por el montañismo. Más que un filme sobre andinismo, Tocando el vacío es un testimonio sobre la voluntad y la persistencia, aunque quien busque aquí una metáfora espiritual acerca del ascenso habrá de frustrarse. En efecto, Tocando el vacío bien puede ser visto como una iniciación materialista en el más fino sentido del ateísmo: saber que uno está solo, ontológicamente solo. Es lo que descubre Simpson en su travesía desolada. Visualmente impactante, Macdonald bien se vale de las panorámicas para acentuar las dimensiones del Siula Grande y su natural contraste con el cuerpo de los escaladores. Un documental, un thriller psicológico, una meditación (anti)metafísica sobre la naturaleza humana, Tocando en el vacío bien podría haberse llamado Misión imposible III, aunque aquí el narcisismo de Cruise es incompatible con la madurez de Joe Simpson y compañía. Pocas veces se puede ver la pulsión y la obstinación de un cuerpo por vivir. Pocas veces se puede ver un lugar tan bello en una película. (RK)

Domingo 30 de julio a las 20.00hs El sexo es una comedia, de Catherine Breillat, Francia, 2003.
95 minutos / No recomendada para menores de 18 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El humano perfecto, de Jorgen Leth, Dinamarca, 1967.
Poco se ha visto de Breillat en la Argentina, obsesiva cineasta dedicada a explorar en sus largometrajes cuestiones sobre política sexual. He aquí una mujer no necesariamente feminista dispuesta a politizar el placer femenino hasta el límite de lo tolerable, o recuérdese sino Romance, film sobre sadomasoquismo y otras yerbas, con la presencia del gran astro de cine xxx Rocco Sifredi (su último film, Anatomía del infierno, basado en su novela Pornocracia, vuelve a tener a Sifredi como protagonista). El sexo es una comedia destila un humor homeopático, casi imperceptible hasta una escena evidente, cuya comicidad alude literalmente al título del film. Su trama mínima, el momento de filmar una escena de sexo, sirve para entender el mundo del cine, las reacciones dominantes a la hora de exponer el cuerpo desnudo. El sexo es una comedia se impone finalmente como una meditación sobre la diferencia o continuidad entre la vida y la ficción. La magistral escena final así lo testifica. (RK)