CON LOS OJOS ABIERTOS

"El límite de mi mirada es el límite de mi mundo". Críticas, crónicas de festivales, programación de cineclubes y apuntes sobre cine.

miércoles, junio 28, 2006

EL SINDROME INVISIBLE

Por Roger Alan Koza

En El señor de la guerra, película recientemente estrenada, su protagonista interpretado por Nicolas Cage vende armas por todo el globo. África, el continente enigmático, es la plaza de mayor demanda. Un perverso dictador, un cliente regular del cínico traficante, quiere congraciar a su proveedor predilecto. El mejor regalo es una fiesta sexual con dos bellísimas mujeres. La escena transcurre en plena década del ’90, y en el momento en el que Cage está a punto de consumar, su conciencia médica replica: “¿qué pasa con el sida? ¿Están ustedes infectadas? ¿Lo saben?” En el 2006, esa es la única cita respecto del SIDA que se puede ver en el cine dominante proveniente de Hollywood; seguramente, ni El hombre araña III, ni Superman habrán de mencionar a ese síndrome persistente, todavía ingobernable como en tiempos de Rock Hudson aunque ya marginal y anacrónico en la narrativa cinematográfica. En efecto, Tom Hanks abandonó Filadelfia hace años y vive corriendo tras misterios metafísicos y políticos de la iglesia católica, cuya relevancia política y social es comparable a la disertación medieval sobre el sexo de los ángeles.

Hoy, el discurso sobre el sida prevalece en la anécdota aciaga del número de infectados, en el aviso sobre la constante propagación en los continentes empobrecidos y en alguna que otra discusión respecto de la (in)eficacia de los tratamientos. Las campañas de prevención se han regularizado, de lo que se predica el por qué ya no son centro en los medios de comunicación, y, en su defecto, materia secundaria para guionistas cinematográficos. El cine de catástrofe prefiere los efectos colaterales del 2001 que una enfermedad supuestamente de pobres e invertidos, a pesar de que las víctimas, si de número se trata, son exponencialmente superiores en el bando de quienes padecen y mueren por SIDA. Y la banda sigue tocando, el único esfuerzo hollywoodense por retratar la genealogía del virus y sus efectos médicos y políticos, ya pertenece al catálogo de un cine pretérito. En otras palabras, el SIDA carece de visibilidad cinematográfica.

Hay excepciones. ABC Africa , de Kiarostami, es hasta ahora uno de los pocos esfuerzos por mostrar los efectos del SIDA en el continente africano, aunque todo el documental transcurre en Uganda. Quizás no tiene la inteligencia sociológica de explicitar las raíces políticas del “éxito” del síndrome en esas latitudes, pero sí tiene la virtud de desmarcarse de un tono trágico y dramático para develar vida allí donde ésta está en peligro. En efecto, es el documental el género elegido para dar cuenta del SIDA, aunque falta riesgo y lucidez, pues amerita y urge explorar el entramado secreto en la producción de los medicamentos especializados, su distribución, su venta, como también visualizar qué ha ocurrido con el oportunismo moralista de utilizar el virus como argumento de castigo antes los placeres heterodoxos.

Quizás algún guionista esté preparando un biopic de Freddy Mercury, y entonces el SIDA volvería a la pantalla. Una película de esas características sería una distracción, pues se necesita una apuesta audiovisual capaz de develar estructuralmente el estado actual de la epidemia y sus múltiples efectos en el campo médico, ético y político.

Copyleft 2000-2006
Roger Alan Koza / Con los ojos abiertos
Todos los derechos reservados

CINECLUB EN VILLA GIARDINO-JULIO 2006

Todos los domingos a las 20.00hs
En el cine teatro de Villa Giardino


Domingo 2 de julio a las 20.00hs:
Ya en el paraíso, de Hany Abu Assad, Palestina, 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje 79 primaveras, de Santiago Alvarez, Cuba, 1969.
En el pasado festival internacional de cine de Hamburgo escuché declarar a Assad que la película que más le había emocionado como director era Rosetta, de los hermanos Dardenne. Inmediatamente me propuse ver su película sobre dos jóvenes palestinos que deciden inmolarse para luchar por la libertad de su pueblo oprimido. El resultado fue más que satisfactorio, pues el film de Assad no sólo es un efectivo thriller político, menos sangriento que Munich aunque tan humanista como el film de Spielberg, sino que además es un retrato y una genealogía de la intimidad del “terrorista” palestino, cuyo desesperado fanatismo se predica de una vida humillada e injusta, desprovista de todo rasgo de dignidad humana. Como Munich, Ya en el paraíso no se llevó ningún Oscar, lo que habla a favor suyo. El último plano del film es el rostro del Otro, ese Otro que el filósofo judío Levinas ha acuñado para sobrepasar el odio irracional. (Roger Koza)
Domingo 9 de julio a las 20.00hs:
Yo y vos y toda la gente que conocemos, de Miranda July, EE.UU., 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 16 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El pequeño caos, de Rainer Werner Fassbinder, Alemania, 1966.
Recientemente exhibida en el BAFICI, la opera prima de Miranda July, que además escribió el guión e interpretó a uno de los personajes del film, es una auténtica comedia de cine independiente estadounidense con todos los temas tan caros y propios del género (familias disfuncionales, la incomunicación social, el sexo como último refugio del sinsentido, la mediocridad de la vida suburbana) aunque desprovista del cinismo y posmodernismo chato del indie. July está en las antípodas del cine de Solondz, por ejemplo. En efecto, Yo y vos y toda la gente que conocemos, destila ternura por todos sus personajes, sin dejar de postular una defensa irrestricta por el derecho a la excentricidad. Lo que une a un padre recién separado y sus dos hijos, una videoartista que trabaja como chofer de ancianos, unas adolescentes vírgenes, una solterona directora de un museo, es, precisamente, una visión utópica y transgeneracional sobre la libertad, bien correspondida por la estética del film, despojada y desmarcada de todos los convencionalismos característicos del cine hollywoodense. (RK)

Domingo 16 de julio a las 20.00hs: Moloch, de Alexander Sokurov, Rusia, 2003.
94 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Noche de elecciones, de Anders Thomas Jensen, Dinamarca, 1998.
La película más progresista de Sokurov resulta ser también la menos abstracta, aunque su admirable propensión en convertir el cine en pintura en movimiento sigue presente. Después de los acordes de Parsifal de Wagner, contemplar a Eva Braun desnuda bailando por los recovecos de un castillo de fin de semana, bien sugiere la estética de Leni Riefensthal, la cineasta del führer. Puede parecer paradisíaco, aunque quienes descansan en la mansión son los ciudadanos ejemplares de la ignominia y la más alta estirpe de la crueldad. Es 1942. Hitler, Adi, le llama Eva, Goebbels y su mujer, y otros miembros del partido nazi, son los personajes patéticos de este primer episodio de una trilogía destinada a retratar dictadores del siglo XX. El Hitler de su Sokurov es, esencialmente, banal y delirante, a tal punto que en sus meditaciones caprichosas roza con la caricatura chaplinesca, aunque aquí la locura del dictador vegetariano alcanza una dimensión física. Moloch está construida como si su estética fuera en sí la representación material del psiquismo caótico y distorsionado de Hitler, sin por ello renunciar también a componer escenas que bien compiten con un cuadro de Rembrandt o Friedrich. (RK)

Domingo 23 de julio a las 20.00hs:
Tocando el vacío, de Kevin Macdonald, Reino Unido, 2003.
106 minutos / Apta para todo público.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Por primera vez, de Octavio Cortázar, Cuba, 1967.
En 1985 dos escaladores ingleses, Joe Simpson y Simon Yates, escalaron el Siula Grande, inmensa montaña ubicada en los andes peruanos. Fueron los primeros, y quizás los últimos. Acaso un tour de force, Kevin Macdonald reconstruye el exitoso ascenso y el infernal descenso, en esta historia fascinante de supervivencia que excede el interés por el montañismo. Más que un filme sobre andinismo, Tocando el vacío es un testimonio sobre la voluntad y la persistencia, aunque quien busque aquí una metáfora espiritual acerca del ascenso habrá de frustrarse. En efecto, Tocando el vacío bien puede ser visto como una iniciación materialista en el más fino sentido del ateísmo: saber que uno está solo, ontológicamente solo. Es lo que descubre Simpson en su travesía desolada. Visualmente impactante, Macdonald bien se vale de las panorámicas para acentuar las dimensiones del Siula Grande y su natural contraste con el cuerpo de los escaladores. Un documental, un thriller psicológico, una meditación (anti)metafísica sobre la naturaleza humana, Tocando en el vacío bien podría haberse llamado Misión imposible III, aunque aquí el narcisismo de Cruise es incompatible con la madurez de Joe Simpson y compañía. Pocas veces se puede ver la pulsión y la obstinación de un cuerpo por vivir. Pocas veces se puede ver un lugar tan bello en una película. (RK)

Domingo 30 de julio a las 20.00hs El sexo es una comedia, de Catherine Breillat, Francia, 2003.
95 minutos / No recomendada para menores de 18 años.
Antes de la película principal se proyectará el cortometraje El humano perfecto, de Jorgen Leth, Dinamarca, 1967.
Poco se ha visto de Breillat en la Argentina, obsesiva cineasta dedicada a explorar en sus largometrajes cuestiones sobre política sexual. He aquí una mujer no necesariamente feminista dispuesta a politizar el placer femenino hasta el límite de lo tolerable, o recuérdese sino Romance, film sobre sadomasoquismo y otras yerbas, con la presencia del gran astro de cine xxx Rocco Sifredi (su último film, Anatomía del infierno, basado en su novela Pornocracia, vuelve a tener a Sifredi como protagonista). El sexo es una comedia destila un humor homeopático, casi imperceptible hasta una escena evidente, cuya comicidad alude literalmente al título del film. Su trama mínima, el momento de filmar una escena de sexo, sirve para entender el mundo del cine, las reacciones dominantes a la hora de exponer el cuerpo desnudo. El sexo es una comedia se impone finalmente como una meditación sobre la diferencia o continuidad entre la vida y la ficción. La magistral escena final así lo testifica. (RK)

lunes, junio 05, 2006

CINECLUB EN LA CUMBRE PROGRAMACION JUNIO Y JULIO 2006

CINECLUB CON LOS OJOS ABIERTOS
SALA LUIS BERTI, BELGRANO 470
Para Henri Langlois, dice Godard en alguna parte, programar una película era como hacerla. Quien escribe, salvando la inalcanzable distancia respecto del legendario programador de la cinemateca francesa, adscribe enteramente tal concepción: programo como si estuviera realizando. Entonces, ¿qué programo, qué ofrezco como cineasta indirecto? Busco colectar imágenes de nuestro mundo que nos permitan volver a creer en él, imágenes que nos lleven a entender lo que no solemos ver o reparar, imágenes que den cuenta del presente. Muchas de las películas de junio y julio son documentos de actualidad, ficciones más verdaderas que cualquier noticia publicada o presentada en un periódico o noticiero. Del film de Hany Abu-Assad, Ya en el paraíso, a la humorística y política opera prima de Tommy Lee Jones, Los tres entierros de Melquíades Estrada, el espectador habrá de encontrar ese secreto hilo conductor enunciado más arriba, mi agenda no secreta como programador. El cine-mundo espera por ustedes. Estas películas no estrenadas (u olvidadas) los reclaman. La cita se repite cada miércoles. Ahí estaré esperándolo con un cine a contramano del cinismo y la banalidad tan característica de nuestro tiempo.
Roger Alan Koza, programador.


Miércoles 7 de junio a las 20.30hs:
Ya en el paraíso, de Hany Abu Assad, Palestina, 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Sección: El cine que no se ve, el cine que no se estrena
Variedades: a las 20.10hs: TV show con Kassagi, una entrevista con Robert Bresson y debate sobre Pickpocket.

En el pasado festival internacional de cine de Hamburgo escuché declarar a Assad que la película que más le había emocionado como director era Rosetta, de los hermanos Dardenne. Inmediatamente me propuse ver su película sobre dos jóvenes palestinos que deciden inmolarse para luchar por la libertad de su pueblo oprimido. El resultado fue más que satisfactorio, pues el film de Assad no sólo es un efectivo thriller político, menos sangriento que Munich aunque tan humanista como el film de Spielberg, sino que además es un retrato y una genealogía de la intimidad del “terrorista” palestino, cuyo desesperado fanatismo se predica de una vida humillada e injusta, desprovista de todo rasgo de dignidad humana. Como Munich, Ya en el paraíso no se llevó ningún Oscar, lo que habla a favor suyo. El último plano del film es el rostro del Otro, ese Otro que el filósofo judío Levinas ha acuñado para sobrepasar el odio irracional.
(Roger Koza)

Miércoles 14 de junio a las 20.30hs:
Yo y vos y toda la gente que conocemos, de Miranda July, EE.UU., 2005.
91 minutos / No recomendada para menores de 16 años.
Sección: El cine que no se ve, el cine que no se estrena
Ciclo de cine experimental a las 19.00hs: La música más triste del mundo, de Guy Maddin, Canadá, 2003.

Recientemente exhibida en el BAFICI, la opera prima de Miranda July, que además escribió el guión e interpretó a uno de los personajes del film, es una auténtica comedia de cine independiente estadounidense con todos los temas tan caros y propios del género (familias disfuncionales, la incomunicación social, el sexo como último refugio del sinsentido, la mediocridad de la vida suburbana) aunque desprovista del cinismo y posmodernismo chato del indie. July está en las antípodas del cine de Solondz, por ejemplo. En efecto, Yo y vos y toda la gente que conocemos, destila ternura por todos sus personajes, sin dejar de postular una defensa irrestricta por el derecho a la excentricidad. Lo que une a un padre recién separado y sus dos hijos, una videoartista que trabaja como chofer de ancianos, unas adolescentes vírgenes, una solterona directora de un museo, es, precisamente, una visión utópica y transgeneracional sobre la libertad, bien correspondida por la estética del film, despojada y desmarcada de todos los convencionalismos característicos del cine hollywoodense. (RK)


Miércoles 21 de junio a las 20.30hs:
El regreso de los chicos, de Takeshi Kitano, Japón, 1996.
103 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Sección: Retrospectiva mínima de Takeshi Kitano.
Variedades: a las 20.10hs: Jabberwocky, de Jan Svankmajer, República Checa, 1973.

En este film perceptivo y sutilmente articulado del realizador japonés Takeshi Kitano, dos estudiantes de una escuela secundaria provincial suelen comprometerse en pequeños actos de rebeldía. Más interesado en la observación del comportamiento que en el esclarecimiento del por qué del mismo, este film se dedica a seguir el curso de la vida de estos dos jóvenes amigos, justo cuando sin saberlo sus respectivos caminos se separan, uno entrenando para convertirse en boxeador y el otro para unirse a la mafia local. Es una historia tan familiar como cualquier película de gángster de Warner Brothers, aunque Kitano está más interesado en entender cómo los adolescentes nipones se resienten bajo la presión de conformar y triunfar, ya sea en la clase, en el gimnasio, o en la vida callejera. Su montaje minimalista y los planos extendidos transmiten los ritmos repetitivos y lentos que regulan la vida de estos dos lacónicos delincuentes, que deben asumir las consecuencias de rechazar el rígido control social de la vida japonesa. (Ted Shen, Chicago Reader)

Miércoles 28 de junio a las 20.30hs:
El dinero, de Robert Bresson, Francia, 1983.
81 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Sección: Retrospectiva mínima de Robert Bresson
FUNCIÓN ESPECIAL: 19.20hs: El proceso de Juana de Arco, de Robert Bresson, Francia, 1962.

Esta película de 1983 de Robert Bresson retoma algunos de los temas característicos de su obra temprana –la noción de la gracia perdida, propia de Pickpocket, la eliminación de algunas escenas a favor de un continuo flujo de acción como en Un condenado a muerte se escapa-, pero hay también una nueva pasión y una desconocida chispa en las imágenes minimalistas de Bresson; de ningún modo se percibe que éste es el trabajo de un hombre de ochenta años. Entre los hechos violentos se encuentra un robo a un banco, una persecución automovilística, un motín en una prisión, y una serie de asesinatos brutales; el mundo está listo para estallar y devenir en un caos, pero Bresson retiene su distancia contemplativa, buscando un sentido por el cual esta “avalancha del mal” pueda llevar a la definitiva victoria espiritual de su protagonista. Una vez más, Bresson, trabajando asiduamente tanto sobre la banda de sonido como con la composición de las imágenes, nos permite apreciar cuan poco se han explorado los recursos del lenguaje del cine. Una obra maestra. (Dave Kehr, Chicago Reader)

Miércoles 5 de julio a las 20.30hs:
El gran dictador, de Charles Chaplin, EE.UU., 1940.
124 minutos / Apta para todo público.
Sección: El pasado está presente (los clásicos que son nuevos)
Variedades: a las 19.40hs: Entrevista a Florence Delay (El proceso de Juana de Arco), seguido de entrevistas a Robert Bresson y Jean Guitton
Realizada en 1940, cuando el sentido del humor respecto de los nazis todavía era posible. Charles Chaplin interpreta dos roles, Adenoid Hynkel, el dictador de Tomaina, y un pobre barbero judío que es confundido por Hynkel y enviado a dar un discurso en su lugar. El alegato final, en el que Chaplin le reclama a su audiencia sanidad y llama por la paz mundial, ha sido frecuentemente criticado por su duración y su propensión sentenciosa, pero es un momento interpretativo sobresaliente como también una magnífica demostración de retórica verbal (más aún cuando era la primera vez que Chaplin había hablado en una película). La grandeza de Chaplin se constata al sugerir que hay mucho de su vagabundo en el dictador, como también mucho del dictador en el vagabundo. (DK)

Miércoles 12 de julio a las 20.30hs:
Hermanos, Susanne Bier, Dinamarca, 2005.
Duración: 110 minutos / No recomendada para menores de 18 años.
Sección: Preestreno.

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje Noche de elecciones, de Anders Thomas Jensen, Dinamarca, 1998.
Es evidente, al menos por la cinematografía reciente, que no todo está bien en Dinamarca. Aquella sociedad (in)felizmente decadente de la que se reía, ironizaba y criticaba Los idiotas de Lars von Trier puede sentirse en cada película proveniente del país de Kierkegaard. El relato aquí se circunscribe a los derroteros de una familia atravesada por acontecimientos inesperados que desestabiliza el orden familiar (y burgués). No obstante, Hermanos es un film con dos agendas simultáneas y yuxtapuestas: la primera, ofrecer un relato de la institución familiar correspondiente a la clase media. En segundo lugar, postular los efectos colaterales de las intervenciones armadas en el extranjero por parte de las potencias occidentales. Como es frecuente en el cine danés, las interpretaciones son descollantes. La dirección de Susanne Bier opta por un registro poético allí en donde un realizador masculino hubiera quizás adoptado un tono netamente trágico. Finalmente, el humanismo raso de Hermanos se impone como verosímil, pues evita tanto la catarsis como la sensiblería en pos de explorar la contingencia de la identidad y la labilidad de los vínculos. (RK)

Miércoles 19 de julio a las 20.30hs:
Los tres entierros de Melquíades Estrada, de Tommy Lee Jones, EE.UU., 2005.
Sección: El ojo lúcido
93 minutos / Apta para todo público
Ciclo de cine experimental a las 19.10hs: Conspiraciones de placer, Jan Svankmajer, República Checa, 1996.

La opera prima de Tommy Lee Jones es un magnífico western contemporáneo, mitad hablado en castellano, mitad hablado en inglés, en el que humor sarcástico y el comentario político están hilvanados en una narración no exenta de complejidad pero siempre placentera de ver. Este cuento moral sobre la dignidad de los mejicanos y la xenofobia de los estadounidenses es sorprendente e imprevisible, pues Lee Jones asume un registro lírico aunque humorístico en donde lo absurdo está al servicio de la justicia. Inspirada en el asesinato de Ezequiel Hernández Jr, Los tres entierros de Melquíades Estrada concentra su narración en una muerte accidental aunque no esclarecida, en la que un paranoico policía de frontera, el mejicano del título y un amigo norteamericano de éste, quedan involucrados por un motivo policial en un viaje por el territorio de California. Clásico en su concepción del género aunque contemporáneo en su elección temática, Los tres entierros de Melquíades Estrada es un film sobre un tipo específico de aprendizaje, el moral, en el que Lee Jones asume la brutalidad e ignorancia de su pueblo, sin renunciar a que su gente pueda de vez en cuando aprender algo de aquellos que explotan y abominan. (RK)

Miércoles 26 de julio a las 20.30hs:
Moloch, de Alexander Sokurov, Rusia, 2003.
94 minutos / No recomendada para menores de 13 años.
Sección: Retrospectiva mínima de Alexander Sokurov.

La película más progresista de Sokurov resulta ser también la menos abstracta, aunque su admirable propensión en convertir el cine en pintura en movimiento sigue presente. Después de los acordes de Parsifal de Wagner, contemplar a Eva Braun desnuda bailando por los recovecos de un castillo de fin de semana, bien sugiere la estética de Leni Riefensthal, la cineasta del führer. Puede parecer paradisíaco, aunque quienes descansan en la mansión son los ciudadanos ejemplares de la ignominia y la más alta estirpe de la crueldad. Es 1942. Hitler, Adi, le llama Eva, Goebbels y su mujer, y otros miembros del partido nazi, son los personajes patéticos de este primer episodio de una trilogía destinada a retratar dictadores del siglo XX. El Hitler de su Sokurov es, esencialmente, banal y delirante, a tal punto que en sus meditaciones caprichosas roza con la caricatura chaplinesca, aunque aquí la locura del dictador vegetariano alcanza una dimensión física. Moloch está construida como si su estética fuera en sí la representación material del psiquismo caótico y distorsionado de Hitler, sin por ello renunciar también a componer escenas que bien compiten con un cuadro de Rembrandt o Friedrich. (RK)

FUNCIÓN ESPECIAL: Rize, de David Chapman, EE.UU., 2005 a las 19.00hs.

Agradecemos especialmente a la Municipalidad de La Cumbre, a su intente Carlos Engel y a la secretaria de turismo, Marcela Jiménez. También nuestro reconocimiento a Lucy Pravia, Viviana Ollua, Leo Menna, Susana Fresler, y Carolina Araya por la ayuda constante en llevar adelante este emprendimiento cultural.